El Banco de la Infancia está dedicado a los niños y niñas, el futuro del pueblo.
Ellos representan la pureza, la alegría, la creatividad y la ilusión.
Su energía nos enseña a mirar la vida con ojos nuevos, a valorar lo simple, a disfrutar del juego y de la curiosidad.
Este banco nos recuerda nuestra responsabilidad como adultos: educar, proteger y cuidar.
Crear entornos seguros donde la infancia pueda crecer libre de miedos, de desigualdades y de violencia.
También simboliza el derecho a tener una voz propia, a ser escuchados y respetados.
Es un homenaje a la risa de los patios, a las manos pequeñas que pintan el futuro y a la esperanza que representan las nuevas generaciones de Benamaurel.



