Ciriaco su amor declara a Cirila con pasión
y le ofrece palabras firmes y de corazón
Vendita sea tu hermosura, vendita sea tu belleza
Ahora voy a hablar con tus padres para llevarte a la iglesia
Buenos días suegro mio
Viva mi yerno desde hoy, vaya un yerno relamió
No tanto como usted soy.
Yo vengo a hablar con usted aunque sea un esparteñón
Y así de sus labios quiero a su hija pa yo.
En estos momentos hombre, no puedo decirte nada
Porque mi hija Ciriaco, no es mujer para casada
Y entonces contesta ella hablando con altiveces
_Padre, si la burra chica debajo de la albarda crece.
Trataron el casamiento y a la iglesia se marcharon
Y todos con alegría feliz boda celebraron.
A las primeras semanas alegrías fueron todas
Hasta que a los dos amantes les duró el pan de la boda.
El pan se terminó, Ciarico no trabajaba
Y la pobre de Cirila estaba desesperada
El otro día vi a un comerciante, para tabaco me dio
Pero no sabes Ciriaco lo que paso entre los dos
_Dime que pudo pasar en negártelo no cabe
Te hice hermano mayor de la Hermandad que tu sabes
Cirila me voy a hartar
Más me voy hartando yo
Ya tienes la mesa puesta para que cenes tragón
Que comes mas 10 bueyes, más que 14 borricos, pero trabajar no quieres
Ciriaco con un garrote, Cirila con un badil
Y tanta hacienda formó que apagaron el candil
Se quebró el hueso palomo, y además una paletilla
Aruñando como un gato le echo mano a la nariz
Ciriaco en la mesa tropezó
No te rías que te mato, anda y enciende el candil
Mátame porque si no a penas me vea libre, te mato aunque sea a traición
Fue la pobre a abrir la puerta y se pegó un golpe en el ojo
La pobre se quedó tuerta
Los vecinos de la calle a los gritos infernales van a llamar a su madre
Viene la madre corriendo hablando mil disparates
Ay por dios yerno mi a mi hija no la mates
Venga usted marrana tosta que es marrana del imperio
Y el otro día echo en la olla el alpargate de mi suegro
Se lavo cuando nació y no se ha vuelto alabar, porque el agua para ella
Le pica como un alacrán.
Con una vara de almendro a las dos las emprendió, que da palos para que sobren que les hacía bailar los tangos y el pasodoble
Como se las gobernaron meluciaron un ovillo que entre la hija y la madre le dieron el masculillo
Y la suegra le decía calla borrico capón, bien sabe dios que te quiero en la boca de un cañón
Esto que les he contado no crean que es mentira aquí termina la historia de Ciriaco y de Cirila.
Maria Mesas Carmona
Mª Luz Gómez