SUPERACIÓN

En un pueblo del altiplano granadino, en un duro invierno nacía María. No sabía muy bien lo que la vida le iba a deparar a esa niña de negros ojos como la noche, mirada profunda, tez morena, alegre y dicharachera. Creció en una familia de cuatro hermanos varones, lo que ya iba a condicionar su vida. La educaron para que fuera una buena madre – esposa, limpia, educada, callada. Según iba creciendo las discusiones con su madre y hermanos eran más frecuentes y haciendo que su carácter se forjara más rebelde
No entendía el porqué tenía que ir con ellos al campo y después continuar en las tareas de la casa con su madre, mientras el resto del patriarcado descansaba. Iba a la escuela, cosía bordaba, se saco el master de costura, limpieza y honradez….
Al terminar a la escuela quiso irse a estudiar con la rotunda negativa de la madre a lo que le decía – ¡Para que vas a estudiar, te casaras con n buen hombre que será el encargado de mantenerte, como lo ha hecho tu padre , tu abuelo y así todos que yo recuerde¡ . Iban pasando los años y María convirtiéndose en una preciosa mujer, en su cuerpo se marcaban unas insinuosas curvas, lo que no pasaba desapercibido para algunos hombres del pueblo. Un día, su madre la había mandado a recoger una manta de la mula que se les había olvidado y al pasar por unos árboles en flor unas garras varoniles la atraparon, allí perdió su honradez que era lo que su madre más le advertía, luchó forcejeo pero no pudo deshacerse de aquella alimaña que la sujetaba que la violaba… las flores se deshojaban. Su vida se torno triste y gris como el invierno en el que nació Cuando llegó a la casa y contó lo que le había sucedido. La madre no podía creer lo que estaba oyendo de los labios carnosos de su hija que entre lagrimas iba contando lo sucedido. María atónita escuchaba lo que salía de la boca de la madre,¡ Había que callarlo que no se enterara nadie¡.
Su vida se troncho como un árbol de tallos tiernos que había florecido demasiado deprisa. Dejó de salir con las amigas de reír de pelear con la madre. En los momentos de descanso se dejaba caer en una mecedora que tenia junto a la pequeña ventana de la cueva y se refugiaba en la lectura de unas novelas que leía y con el balanceo de la mecedora entraba en un bonito profundo sueño donde ella era la protagonista de los amores de esas novelas que tanto releía. Así pasaban los años. Una mañana otoñal lluviosa y gris llego al pueblo un señor viudo mayor y entrado en carnes y sin preguntarle la casaron. Se sintió como un saco de patatas del que querían deshacerse a toda costa. De esa unión del desamor de una relación de sumisión, nacieron dos hijos, hijos que devolvieron luz y color de nuevo a su vida.
Un día de primavera llegó un joven cura, alto, moreno, pelo engominado pero lo que más le llamaba la atención era cuando elevaba a Dios y abría esa boca de labios carnosos y dientes blancos para engullir la ostia. Un leve mechón se deslizaba de su pelo bien peinado que caía sobre las cejas y le hacían aun más atractivo. Al finalizar la misa el cura se ponía en la puerta y daba la mano a todos los allí presentes para despedirlos. Cuando llegó su turno, al leve roce de las manos se le erizó el bello, el corazón quería salírsele del pecho, nuca había sentido aquello. Muy disimuladamente un cruce de miradas, aquellos ojos parecían que hablaban. Pasaba las noches y el día soñando con la hora de la misa, iba con asiduidad a confesarse. El amor nació éntrelos dos.
El marido Comenzó a perderla del todo por idiota y patético, pensaba que siempre la tendría segura. Ella destacaba entre todas las del pueblo, mirada altiva andar elegante. Todos la miraban y deseaban. Y él, no la valoraba.
Se daba cuenta de que su felicidad dependía solo de ella, la alegría llegó a su vida. Todos los años la primavera llamaba a su puerta alejando aquellos años sombríos y oscuros en los que permaneció casi desde que nació, volvía a nacer de nuevo,. Su interior se invadió de flores y olores y sentimientos nuevos que no había sentido, Comenzaba a vivir. Porque se lo merecía, una vida de tantas frustraciones, impedimentos que no la dejaron realizarse como persona, en donde todo estaba trazado quisiera o no
Dejó al marido, comenzó a trabajar y estudiar ayudada por el cura con el que veía en encuentros fortuitos con las consiguientes críticas de los del pueblo. Pero ella era feliz .NO PODÍA PEDIR MÁS

Mariluz Gomez Martinez

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SANADORES Y SANADOS ?

Cuando la vida, bien más preciado que tenemos, depende de un hilo, las ramificaciones han invadido tu cuerpo, has luchado, y lo has vencido, pero te vuelve a tocar la lotería otra vez. …Capitana incansable y luchadora, siempre en la proa, sin perder el rumbo,, llevando su tripulación a buen puerto, salvando tempestades y tormentas infranqueables, de días grises, pero donde al final siempre llegaba la calma y salía el sol.
Cuando la calma parecía definitiva, todo paz y alegría, llegaron las tormentas de nuevo, pero sin paradero, sin esperanza, Ahí buscas, escuchas, preguntas, todo lo posible por conseguir algo que de luz a ese ser querido, porque su llama ardiendo a media tea, siga iluminándonos el camino, porque no era su hora, porque había luchado como una leona, por todos los que la rodeábamos. La vida le enseño desde muy chica, al quedar sin padres, a luchar por todos, a no quejarse, a ser demasiado dura, demasiado trabajadora, a ser MUJER, a no manifestar sus sentimientos, a llorar a escondidas cuando las situaciones la sobrepasaban, aprendí a llorar a tu lado, sin saber, el porqué , te preguntaba, pero no había respuestas, aún, te recuerdo en la cocina, sentada en una silla, frente a una mesilla chica, de esas que tenían un cajón grande, donde se guardaba el plato de porcelana, lleno, de cachos de jamón, chorizo y salchichón, al lado una navaja , con el puño negro, y un pedazo de pan casero envuelto en una servilleta de tela, a cuadros azules y blancos, con picos, de hilo perfectamente hechos , oyendo el cacareo de las gallinas, en la cuadra. El sol que a duras penas entraba por los cristales de la alta ventana, Debería estar anocheciendo. Son momentos de dolor, pero sin explicación.
Fuimos en busca de ese halo de luz, de esperanza, que prendiera la mecha de nuevo, un tal curandero, reacia en todo momento. Íbamos cruzando pasillos de la cueva, hasta entrar a una habitación pequeña. Vestía con una túnica blanca, con un cordón dorado, por debajo de su panza´, entradita en carnes, pelo rizado. Estaba delante de una ventana, por la que entraba el sol, inundado la estancia, e iluminándolo, a él. Parecía el mismo Dios, todo muy bien estudiado e impactante. En una mesa, una bandeja plateada, repleta de billetes de diez mil pesetas. Eso confirmaba, aún más mi teoría, sobre los curanderos o sanadores. Hizo su ritual teatral, sin llegar a convencerme, lleno de palabrerías. Pero en momentos, como ese, te vuelves vulnerable, frágil, moldeable. Son conscientes de ello, y aprovechan todas esas situaciones para sacar tajada.
Las noches, días oscuros, llegaron a nuestras vidas, se apagaron las velas. El amor de una madre no lo suplanta nadie, puedes querer sin medida, pero ya no sientes más esa protección. Es como si destaparan una tapadera por la que has estado protegido. Y te lanzan a un mundo, donde te busco, no te encuentro y sigo perdida. Quiero creer que donde estéis, nos seguís de cerca, iluminando nuestro camino.
Mª luz gomez

EL HORNO ARABE

EL HORNO ARABE

Viendo el otro día un documental sobre comidas hechas en el horno de piedra me llamó la atención la clasificación que hacían de los distintos tipos de hornos. Los que están introducidos en la pared, dentro de la chimenea son de origen árabe. Todos los que he visto en el pueblo son así, incluido el que había en mi casa, con losas rojas de barro. El día anterior al amasijo, había que bajar las gavillas de ramas del tenado (ramas finas que se recogían cuando se podaban los árboles, sobre todo los olivos, y se ponían en los tenados para que se secaran y a la vez proporcionaban refugio para los animales del corral). Se utilizaba este tipo de leña por arder fácil y calentar las paredes más rápido. Las mujeres de la casas ese día madrugaban más de lo que tenían acostumbrado. Para hacer la masa del pan se usaba la creciente (masa o levadura que se guardaba del amasijo anterior. De chica me impresionaba cada vez que llegaba a la artesa y retiraba el tendido que cubría la masa que cada vez estaba más abultada, pensaba que allí había algo mágico, siempre imaginaba que dentro había un duendecillo que sopla y soplaba hasta ponerla gigante. Mi madre ponía una silla para que me subiera y así poder llegar a la artesa y mientras jugaba con una buena bola de masa y hacia mis propios panes, ella cernía la harina y la iba mezclando con agua caliente, sal y la creciente. Era un trabajo laborioso y pesado. Nos hacia unas palomas de pan( a las cuales ponía los ojos con un tizoncillo) preñados ( pan un chorizo cocido dentro) aun parece que tengo el sabor del pan caliente y la prinugecilla del chorizo en mi boca. Cuanto daría por tenerte de nuevo y volver a aquellos instantes, aunque sólo fuera por un momento – ¿PEPILLA y las tortas de chicharrones que nos hacías?, te salía la masa hojaldrada y el azúcar se caramelizaba por arriba. Ese día sólo comíamos pan caliente con aceite y sal. Miraba hacia arriba y te veía en la boca del horno como ibas mojando la escoba en agua para que no se quemara y barrías las ascuas hacia un lado para poner los panes en el suelo del horno y se cocieran. Yo me retiraba pues la cara se me quemaba. Nunca entendí como tú podías aguantarlo, y ahora que soy madre comprendo muy bien los sentimientos y esfuerzos que tenías que hacer para cuidarnos. Nada comparable con los esfuerzos que hacemos hoy en día. Por eso desde aquí quiero engrandecer a esas mujeres que muy duramente trabajaron para sacar a sus crías adelante. Aprovechando que viene por ahí el ocho de marzo, pero no tendríamos que esperar a que llegara una fecha que nos dijera haz esto, o aquello, sino hacerlo cuando nuestro corazón nos lo dictamine, dejarnos llevar por las emociones y sacar lo bueno que llevamos dentro, porque llevamos mucho, no pasa nada si lo hacemos, no somos más débiles por hacerlo y tener en cuenta al que tenemos a nuestro lado, no pasa nada sin por unos instantes dejamos de mirarnos el ombligo.

Mª Luz Gómez

MENTES FEMENINAS  DE BENAMAUREL EN EL 39

Pasados los 39 hubo una serie de  vejaciones, abusos y señalamientos contra  algunas mujeres de nuestro pueblo, por tener ideas contrarias o haberse enamorado de un  republicano, tejer jersey para el ejército republicano o simplemente no estar casados por la iglesia. Mujeres que estaban fuera de la onda de la moda por aquel entonces y eran señaladas, maltratadas, cabezas rapadas que barrían las calles de nuestro pueblo, ocultando sus pelados bajo pañuelos negros, una manera de humillarlas y que todo el mundo supiera quienes eran.

Mujeres que se negaron a seguir viviendo bajo la opresión del yugo varonil, que buscaron su libertad, que estaban cansadas de la sumisión impuesta por tantas generaciones

Nacía un régimen opresivo, que intentaba controlar todo con el miedo y la brutalidad de unas acciones injustificadas. Se trataba de castigarlas, de que las demás vieran como las conducían al redil por  ladridos adiestrados, que en muchas ocasiones, dudo que fueran conscientes de sus actos.

Mujeres de cabezas morras, que vivirían años de opresión, pero que nadie en mi pueblo se ha encargado de hablar de ellas. Están flotando como algo malo, a las que llamaron  rojas, insurrectas, sublevadas, contrarias al régimen. Todos los apelativos eran buenos para el bando perdedor Muchas veces me pregunto si la II Republica hubiera seguido su curso, nada de esto hubiera pasado, se habrían evitado las muertes de mis benamaurelenses guerreros de ambos bandos y todo hubiera seguido su curso natural sin enfrentamientos de familias que lucharon por ideas injustificadas, ningún ideal merece la  pérdida de vidas humanas, de nuestros seres queridos, abuelos, hermanos, de los que no se ha podido disfrutar.

ARRASTRADAS

 

En primavera las mozuelas, hacían sus ondas en el pelo, marcándolas con unas tenazas, calentadas en el fuego. Perfumando sus cabellos con aceite de rosas. Vestidos estampados  de tablas, perfectamente planchadas, calzando sus únicos zapatos, con las puntas rellenas de algodón. Entre risas y carcajadas, cogidas del bracillete, iniciaban su paseo hacia el puente del rio. Corazones alocados,  que latían al son del canto marcado por los mirlos y ruiseñores, entregados al  cortejo, revoloteando y posandose en las ramas de los árboles,  los campos en flor. Un sinfín de sonidos agradables que anunciaban el inicio de la primavera. Todo indicaba, que el día iba a ser perfecto. Grupos de parejas con la madre, o vecina, de carabinas. Ellas, seguían charlando, mirando de reojo, en busca de ese zagal que les había guiñado el ojo.

Cauto, astuto y silencioso, Se acercaba el cazador a por su presa. Extiende sus garras, intenta abrazarla y besarla. Gritos y llantos de las niñas alarmadas, agarradas., miradas obcecadas del cazador, que entre forcejeos de tirar y aflojar, aquel día, no consiguió, a la niña arrastrar.

A ella sólo le quedaban dos opciones al ser  arrastrada y deshonrada por el hombre  había rechazado:

– Vivir soltera, bajo los apelativos de “se ha quedado para vestir santos” o “Machorra.” Expresiones cargadas de machismo. Ya estaba marcada “ARRASTRADA”, para el resto de su vida, ningún hombre se iba a fijar en ella.

-Marchar con el cazador y vivir una vida de sumisión, sin ilusión,  cargada de desprecio y odio. Que con los años se iba transformando en  indiferencia. Se le agotaban las fuerzas,  de pensar, en el día, en que fue robada su lozanía, juventud y alegría.

Tantas mujeres destrozadas por la bravura animal de algunos hombres, que sólo tuvieron en cuenta satisfacer  su ser. Hombres con mentes enfermas… ….A lo largo de los años, la mujer ha sido maltratada, subestimada, considerada como un objeto, por estos que se consideran dueños y señores de ella, “la mujer”. Tristemente, hemos tenido que aguantar malos tratos, psicológicos y físicos. Vamos ganado batallas, dejando los campos encenizados, sembrados de ideas, roídas, enrobinadas, carcomidas, que a lo largo de  los años, han sido zurcidas por grandes maestros artesanos.” Los hombres”

..Y ya os dejo, y que cada uno reflexione sobre esta costumbre despiadada.

Dedicado a todas las mujeres que tuvieron que vivir bajo algún tormento de esta índole, y en especial a mi bisabuela

Mª Luz Gómez

DETRAS DE LA VENTANA

Recuerdos : Detrás de la ventana

 

La cama era grande, alta, con el cabecero siempre brillante. En ese tiempo que guardo en mi recuerdo, las mujeres no podían permitirse no ser limpias. Curiosas y honradas, eran las dos palabras que más sonaban en el taller de lcostura. Continuar leyendo «DETRAS DE LA VENTANA»