El Martinico

 

Por la calle más bonita que hay en Benamaurel, un duendecillo pasea  con la rama de un laurel.

Se pasea por el pueblo.

Asomaos a la ventana.

Lleva una campanilla y con un gran gorro de lana se tapa sus orejillas para que no se le queden heladas; pues con los hielos que caen, se le ponen coloradas.

Todo el año ha estado en la casa de Ismael que le pidió un gran deseo. Una carta le escribió pidiéndole que su papa se pusiera pronto bueno; para jugar con él y correr por los laeros. El deseo se cumplió

El Martinico este año irá a otra casa y allá donde lo lleven estará feliz y en calma y os dará mucho cariño a los que vivan en la casa.

Rogelia Pozo 28 Diciembre 2.018.

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