Un soldado muy devoto. Su capitán, lo llamó.
Cogiéndole de la mano al cielo empezó a rogar
Líbreme Virgen del Carmen.
Que es mucha la soledad que me espera en ese valle.
A los cinco km, nueve moros le salieron,
en un sangriento combate a cinco moros mató,
Los otros me lo cogieron sin tenerle compasión.
Lo meten en una mazmorra y lo colgaron del hierro.
Tres meses me lo tuvieron a poco pan de cebada, de agua, medio cuartillo.
Con eso se alimentaba el soldado en su martirio. Diez minutos le faltaban para la vida quitarle.
Cuando vino una señora, que era la virgen del Carmen y le dice:
Soldadito vengo a sacarte de aquí.
El soldado vio una puerta que daba a un hermoso valle.
Sin saber quien lo llevaba, lo pusieron en la calle,
Cuando a la calle salió, oye una voz que le dice adiós, soldadito adiós.
Quien te salvó fue la Virgen, en tu pena y en tu prisión.
El soldado dio las gracias , que lloraba de contento y se marcho.
Dirigente a buscar en su regimiento, apenas lo encontró.
Los soldados lo abrazaban y sus jefes que lo vieron de alegría lloraban.
Llegó el general y se puso tan contento que enseguida lo llamó.
A este devoto soldado, la licencia le arregló.
A este devoto soldado a su casa lo mandó.
Anastasia Mesas ( 27/06/1999 – a sus 95 años)
Mª Luz Gómez.