CON LA MANO ALZA

 

Aún tengo presente mis primeros días de escuela, entrando por la puerta del Amancia Burgos, Las paredes de la entrada eran más altas que yo, no debería pesar ni 20kg. Con mi uniforme impecablemente blanco, y un lazo azul en el cuello. Todos en fila, veía que levantaban la mano y cantaban algo de un sol….., no sabía muy bien de que se trataba. Al entrar, dos grandes arcadas que daban al exterior, allí, jugábamos,…….. Dónde están las llaves……….. en el fondo del mar. Más adentro, otro pasillo oscuro, con ventanales altos, o por lo menos a mi me lo parecía, debido, a mi pequeña estatura,. en el se encontraban cuatro grandes puertas marrones de las clases. Al entrar lo primero que vi, al fondo, sobre paredes del color de yeso, ni siquiera blanco, una foto de Franco, de José Antonio y un crucifijo, mesas cuadradas, marrones, oscuras, donde nos sentábamos cuatro niñas, las clases no eran mixtas. En 1º estuve con Dº María, 2º Mario, 3º Nicolás o Félix. No lo recuerdo. Sí recuerdo, los palmetazos que nos daban, o las horas de rodillas, la ostia que me dio Don Mario, al preguntarme la tabla del 2, la cabeza se me tambaleaba de un lado, a otro, pero os puedo asegurar que al día siguiente, me la sabía entera. Las excesivas enseñanzas del catecismo, con Don Félix paseando por la clase con él, recitando el catecismo, mientras el resto de niños hacia otra cosa. Ahí ya si eran mixtas. Aún puedo recitarlo a la perfección, tanto DIOS, DEMONIO, MAL, PECADO. Nos hicieron vivir una infancia marcada por el miedo, debido a una educación excesivamente religiosa. Había que rezar, al entrar a clase y a la salida. Todo se movía entorno a la iglesia. Lo único que recuerdo bueno de aquellos días grises de escuela, era la leche del cura que nos daban, por ser zona deprimida, venía de América, cuando cogías un terrón y se deshacía en tu boca, formando una pasta sabrosa.
Nos sacaban de la escuela, a cantar el carasol frente a la cruz de los caídos, por la patria. La actual cruz, está en la calle Nueva, hubo otras dos anteriores, una frente a la casa de Antonio Corral y la otra frente al bar Isabelita. Años de opresión, miedo, odios.
Siempre me pregunté, cuando terminó todo, ¿ por qué no hicieron una cruz común, que representara a ambos bandos?, los dos lucharon, y ambos perdieron sus vidas. Ningún ideal merece la pérdida de tantas vidas.

Mª Luz Gómez.

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