TABERNA Y CASINO 

 

Hagamos memoria histórica por las calles de nuestro pueblo de los bares en Benamaurel
Me comentan que había diferencia entre, taberna y casino y es que en las tabernas sólo se bebía, mientras que en los casinos aparte de bebida había tapas y juegos.
Empecemos el recorrido por la calle Fuerte que detrás de la iglesia estaba la taberna del “tío tinajas” y ya desde aquí nos dirigimos a la Plaza de los Caídos que aunque ya no hay plaza conserva ese nombre porque en un tiempo atrás estuvo ahí instalada la Cruz de los Caídos
En esta calle hubo un bar donde actualmente está ubicada la casa de Millán, siendo con anterioridad casa de Ignacio y Antonia. Este casino era de Antonio y Julia y más tarde lo regentó Paco “el del Casino” que era el padre de Eduardo y Manolo
También en esta calle en el espacio que ocupa en la actualidad la escuela de adultos, junto a la vivienda de Antonio Corral que no está habitada; en los veranos, Juan Manuel Burgos y Sara organizaban bailes los domingos
Seguimos el recorrido por la calle Calvo Sotelo
En la casa en la que hoy vive Bernardo Limonchi , cuyo propietario en aquel entonces era Juan Arredondo, en la parte alta de la vivienda estuvo el bar de Berzote que por las noches, sobre todo en Navidades, los amigos/as con un” Pik up” (tocadiscos) organizaban guateques. En ese lugar, no se recuerda si antes o después de Berzote, también estuvo la Asociación de Cazadores «El Águila» de Benamaurel. Ese bar lo regentó Juan “Seta” era de libre entrada pero a los Socios se les cobraba un poco menos en el café, y bebidas. Las tapas no estaban sometidas a precios prefijados. En este bar había una pequeña habitación donde había un águila disecada, trofeos y detalles de cazadores. En otra habitación no muy grande era en la que se hacían bailes los domingos y festivos.
Más adelante tenemos el viejo cine en el que también se organizaban bailes y que en algún periodo fue regentado por Eduardo y Manolo
Pasado el cine y en la parte de en frente también hubo una taberna llamado la Cueva que perteneció a Juan Seta (padre).

Seguimos bajando la calle hasta llegar al cruce del control donde varios bloques de pisos son los que ocupan el espacio de lo que fue el bar del Tío“Cañadas” que luego pasó a su hijo Paco “Cañadas”. Años más tarde lo tuvo el suegro de Ángel Arredondo y por último pasó a ser propiedad de Rufino y se le conoció como “La Venta de Cuatro Caminos”. Esta venta no sólo fue un lugar donde poder dormir y comer bien, si no que también disponía de un gran salón donde celebrar banquetes de bodas y grandes bailes.

Subiendo hacia la cañada, en lo que hoy es Calderón de la Barca y en frente del Cararosa, también estuvo el bar de José “El Saltarín.
Más arriba en la calle Bendo por detrás del actual Bar Benidorm estaba la taberna-tienda de Isabel “La Risicas” y su marido José Maria “el de Valentín”, en la que se bebía sin tapa, el vino.

Ya en la Cañada y un poco más abajo de donde vive César Camacho, en una cueva, estaba la taberna de Juanico “el de la Cheri”, llamada “el Rinconcillo” Allí. sólo bebían vino sin tapa y siempre cantando flamenco. Cuando funcionaba el vino cantaban casi todos pero sobre todo ” El Canijo” y José María “El Cestos”. Los que cantaban solían no pagar, se les consideraba invitados.
Encima del SPAR de Ángel y Antonia había dos bares. Entrando a la derecha la taberna del tío Ramón “El del Vino” que luego pasó a su hijo Ramón. Más tarde esa taberna pasó a ser casino y el primero que lo regentó fue Paco, el padre de Eduardo y Manolo, al que se le conocía por Paco “el del Casino”. Tras su fallecimiento…. Eduardo y Manolo trasladaron el negocio a los bajos de la casa de Agustín el Albañil y de ahí al antiguo cine, donde estuvieron hasta que construyeron el actual casino al que sobre 1977/1978 anexaron una discoteca a la que le pusieron de nombre octágono.
Tras la marcha de Eduardo y Manolo a los bajos de la casa de Agustín el Albañil lo cogieron Juan Seta y Rosa. Seguidamente pasó a Berzote…y finalmente a Juan “El Bartolo” y Ana María , donde también su mujer, impartía clases de bordado en una de las habitaciones..
Por el otro lado de los jardines estaba el bar de Dominguillo que en verano sacaba sus mesas en una parte de los jardines

Terminado el recorrido de bares sin haber incluido los existentes en la actualidad pero que todos damos buena cuenta de su excelente cocina. decir que en cada anejo había una tienda que vendían de todo. Entonces no había coches y la gente no iba al pueblo apenas. Esa tienda hacia de taberna. Se hacían bailes en los anejos. Eso surgía de forma espontánea. No era preparado ni había sitio concreto. Si era domingo la gente joven salía a pasearse a la carretera. Si asomaba alguien con un laúd a lo mejor en la era se ponía a tocar si alguien le acompañaba con.la guitarra y de pronto acudían como moscas y se ponían a bailar.
Los bares eran frecuentados solo por hombres, no estaba bien visto el que una mujer entrara en ellos, y si tenían que llamar al marido por alguna urgencia, enviaban a los hijos. En el año 63 comenzaron a entrar la primeras mujeres a estos antros donde solo era lugar para hombres, y algunos las miraban de reojo, no dándoles la aprobación del todo.

 

Mª Luz Gómez.

La imagen puede contener: 2 personas, personas en el escenario y personas tocando instrumentos musicales

Recuerdo a los esparteros (Rogelia Pozo)

Por las mañanas muy temprano, antes de que salga el sol, se ven los esparteros en los cerros, preparándose para empezar la jornada, madrugan para que con la humedad pinche menos el esparto. Se ponen los zamarrones encima de los pantalones para que las pinchas entren las menos posibles a las piernas y barriga En la mano derecha se amarran el cogedor, que es una barra de hierro con un ojo por donde se pasa un trapo blando que se amarra a la muñeca y en la punta lleva más gordo, como una bola, para que al coger la manada poder hacer más fuerza y que no resbale. Se lía un manojillo del esparto de la atocha y se tira muy fuerte y con maña. Lo van dejando colgando hasta coger toda la atocha y tener una buena mana, poco a poco con tres o cuatro haces un manojo de 8 kg. De los espartos más largos que hay, cogen dos puñados, juntan las puntas y hacen un bencenjo, lo extienden en el suelo y encima van echando las manadas de esparto. Con esto lo amarraban. Así van haciendo manojos hasta completar la carga.

Antes de haber coches, lo cargaban en las bestias y ellos venían andando hasta la romana donde lo pesaban. Para pesarlo, había un palo largo que cogían dos esparteros y el romanero enganchaba la romana al palo y el otro a la gran carga de manojos y así lo pesaban entre 150 o 180 kg. Ahora llegan con el remolque a la báscula, lo pesan primero vacío y luego lleno y destaran y así queda pesado De ahí va a la balsa; cuando está llena, el romanero la llena de agua de la acequia del Rasmal y lo dejan que se cueza en el agua durante 40 días .que lo sacan de la balsa y en el cerro lo van poniendo de pie con las puntas para arriba. De esta manera se secará y no se pudrirá. Cuando ya está bien seco, lo cargan en un camión y lo llevan a su destino a Cabra de Santo Cristo en Jaén que es donde está la fábrica.

Rogelia Pozo. 18 Julio .2018

A mi calle «Alhanda»(Rogelia Pozo)

Hoy quiero  compartir con vosotros mi trabajo, y es mi forma de escribir sobre mi barrio, calle en la que nací, jugué y disfruté junto a mis hermanos, amigas, con gente buena y buenos vecinos. Éramos una gran familia que compartíamos lo poco que teníamos en aquellos años de escasez…

Mi barrio se llama Alhanda y está enclavada en un gran cerro donde a ambos lados hay cuevas hechas a picola y a pala, escavadas bajo tierra y dando forma a unas cuevas que atraviesan hasta salir a la Hafas y dar vista al río Guardal con su gran vega verde llena de misterio.

Entrando por la parte baja de la Alhanda, nos encontramos con la majestuosa acequia del “Jaufi”; que viene bordeando las Hafas con su agua saltarina, que adornada por chopos, álamos, higueras, granados y otras especies, viene feliz regando todos los bancales que a su paso encuentra. Esta agua al llegar a la almazara de Hermógenes Camacho, da vida a la maquinaria hidráulica que molerá las aceitunas, depositadas en los capachos o cestos, y que una vez estrujadas, derramarán todo el oro líquido que hay en ellas, hasta quedar solamente el piñuelo. Gran faena para obtener el aceite.

A pocos pasos de la almazara de Hermógenes Camacho, se junta la Cuesta del Río con mi barrio “la Alhanda”. En ese punto de encuentro hay un pilar siempre lleno de agua limpia, donde los animales cansados, hastiados y sudorosos sacian su sed, después de una larga mañana de trabajo.

Seguimos subiendo la cuesta de tierra, hoy adoquinada, y vemos que hay hasta 5 pisos de cuevas todas habitadas. A mano derecha está la panadería de José el de Montensión, que hace 50 años, después de hacer el pan, lo cargaba en su yegua en unos capachos de pleita y montado en ella, se paseaba por todo el pueblo vendiéndolo. Hoy esa panadería la regenta su nieto, hijo del Fusi y Trina. Por encima había un molino que no paraba de moler y el eco retumbaba en todas las cuevas del barrio. Ese molino ya se hundió. Al lado, en la misma placeta, hay una casa grande, y allí en ella, la familia de los Troncos compraba el azufre que aquellos pobres hombres y niños, que arrastrándose por las minas, sacaban con muchísimo esfuerzo y peligro.

Había dos tiendas donde encontrábamos de todo. Por encima hay otro pilar, que quitaron porque había filtraciones de agua, que ponían en peligro a las cuevas que había por debajo. Con este recorrido ya me voy aproximando a mi casa, que está enfrente de la caseta de la luz.

Un poco más arriba de mi casa, había una panadería que era de Paco “el de Ostasio” que se hundió por culpa de las humedades que también dieron lugar al hundimiento de muchas cuevas Hay una gran placeta donde todas las noches de verano se juntaban las vecinas a tomar el fresco mientras todos los zagales jugábamos.

Ya voy llegando a la plaza, me desvió al mirador, donde hoy nos encontramos. Desde aquí contemplad todo lo que os he narrado de esta calle y las mejores vistas de Jabalcón, los anejos, la vega y el río. Aquí se respira tranquilidad, armonía, salud, soledad y nostalgia.

Dejando a nuestra imaginación trabajar, no olvidemos recordar a cada una de las personas que vivieron y murieron en estas cuevas, y a sus hijos que emigraron buscando trabajo, y que ahora vienen en verano de vacaciones a sus cuevas que han arreglado y han quedado muy bonitas.

Llegando a la plaza tenemos el Ayuntamiento, el hotel y la Iglesia de la Anunciación, con la Virgen de la Cabeza y San León. Hermosa calle la nuestra para los nacidos en ella nuestra Landa (Alhanda)

Rogelia Pozo Pozo 6. Junio 2.018

 

EL MARRANO DE SAN ANTÓN

 

Un día próximo al mes de diciembre y entre dos luces, mi Pepilla me mandó a casa de José, el de la cuesta, a comprar.

Como siempre, iba todo el camino por el estrecho callejón repitiendo los encargos, para que no se me olvidaran. Al oír un cencerro que se me aproximaba, paré en seco, pues iba pisándome los talones. El corazón, entre el esfuerzo de la carrera y el miedo, me latía a un ritmo desorbitado. El callejón se me hizo infinito. Solo cuando llegué a la tienda puede respirar profundamente. Allí me consideraba a salvo.

Miré hacia atrás, y vi al marrano de las ánimas benditas. Así llamamos a este gorrino en nuestro pueblo.

El pobre animal, estaba acostumbrado a que todo el pueblo le diera de comer, y por eso me perseguía. Pretendía que una asustadiza niña le saciara, un poco, el hambre que llevaba.

El marrano de las ánimas benditas solía dormir, en los corrales hundidos de Eliseo.

Esto de alimentar un marrano, es una antigua tradición de Benamaurel, se realiza el 17 de enero, día de San Antón. La persona que lo compra lo hace como promesa. El animal se deja suelto, por las calles del pueblo, para que campe a sus anchas y los vecinos le echan de comer. Es un acto de solidaridad entre los vecinos. Duerme donde desea y come de todo aquel que le da un mendrugo de pan. Por ese motivo, el animal, está acostumbrado a estar cerca de las personas.

El año 2004, fue el último marrano que recuerdo ver libre por las calles del pueblo.

El cerdo, al que bautizaron con el nombre de Felipe, andaba feliz por las calles de Benamaurel, con un cascabel atado al cuello, y su lazo rojo, que se movía y sonaba al andar. Así, tan andarín, estuvo Felipe día tras día, creciendo muy deprisa.

El pobre animal fue víctima de abusos de algunos mocicos del pueblo, que lo emborracharon, momentos que aprovechaba Felipe, para subirse por la cuesta del Pajizo, de un lado a otro de la carretera.

En otra ocasión le echaron aceite negro de los coches.

De los palos que recibió, durante su estancia en el pueblo, se le abrieron algunas heridas en las orejas.

Cuando se aproximaba algún día de fiesta, la familia que había comprado el marrano, lo encerraba en su casa para que no le hiciesen penar.

Cuando el cerdo alcanzó el peso suficiente para ser sacrificado, se organizó una rifa de la que se obtuvieron 350 euros. El dinero recogido se entregó al cura Don Francisco, que lo dedicó a oficiar misas para las ánimas benditas.

 

Mª Luz Gómez.

FAMILIA ANTONIO EL ZAPATERO

Recuerdo que mi madre siempre hablaba de su primo Antonio el zapatero con mucho cariño al que siempre invitaba a las matanzas. Para ella era una persona importante y con mucho carisma, ya que les ayudó mucho sobre todo en cuestión de papeles al quedar huérfanos. Trabajaba en el Ayuntamiento y como a mi familia, ayudo a todos aquellos que no sabían leer ni escribir, sobre todo al terminar la guerra.
Manuel Prieto regresaba de la División Azul( 2º guerra mundial).Tenían que darle un puesto de trabajo en el Ayuntamiento , a lo que se negaron ,y Antonio intercedió escribiendo una carta ,a la dirección del gobernador civil que tenia Manuel , por haber estado en la guerra con el hijo del gobernador. Por estos motivos me demuestra que Antonio fue un hombre integro lleno de valores donde primaba mas ayudar a los vecinos y amigos de su pueblo que sus ideas políticas. Cosa que en esos años era una excepción, ya que no podías manifestar ninguna idea contraria a la dictadura ni poder hablar con personas republicanas o rojas y para Antonio eso no fue un impedimento el poder hacer el bien a todo aquel que lo necesitaba .
Su hijo que también se llamaba Antonio, era un superdotado al que se le quedo pequeño el pueblo y marcho a Barcelona donde hizo grandes progresos, montando una agencia de inmigración y posteriormente llevo una empresa con 5oo trabajadores donde el dinero fluía muy fácilmente y le permitió una vida holgada .Murió muy joven.
En los 60, recuerdo a la madre siempre vestida de negro. Una mujer triste por la muerte de su hijo y marido y con el rostro sombrío enmarcado por el blanco que reviste las paredes de las casas Baratas que era lo único que iluminaba un poco su cara. Visitarla me encantaba ya que siempre me daba una pts ( 0.60 ctmes. )Y me iba rápidamente dejando a mi madre conversando con ella. Apretaba bien la mano para no perder la pts y atravesaba el parque de la Cañada, subiendo las escaleras del confitero de dos en dos pensando en que iba a invertir mi pequeña fortuna. Apenas llegaba a la manivela de la puerta pero me las ingeniaba para que la puerta se abriera y diera paso a la inmensidad de olores y oportunidades que aquella pequeña habitación me ofrecía. Recuerdo que a la derecha había una vitrina de cristal que era la que protegía y encarcelaba unos blancos merengues espolvoreados con un poco de canela de los que me quedaba mirando e imaginaba como estarían. Al fondo, la cara del confitero que pacientemente espera a que me decidiera y más al fondo detrás de él unas puertas de cristales con el marco verde que guardaban algunas chuches, pero no recuerdo los armarios rebosantes de cosas. Y digo encarcelaba porque nunca mi presupuesto me dio para comprar uno, será por eso que hoy son mi bocado favorito. Al final siempre terminaba comprando caramelillos de nata que valía cada uno una gorda y te daban 10 por una pts. (0.60 ctmes) y así lograba estirar la pts. lo máximo posible e ir distribuyendolos para toda la tarde
Otras veces salía a atendernos una pequeña mujer con el pelo blanco llamada Carmen. Cada vez que un niño decidía ir a compra algo, los demás le acompañábamos para mirar en que iba a emplear su dinero. La mayoría mirábamos más que comprábamos, la época no daba para más

PD.
Y aprovechando que son fechas mágicas y entrañables ,os invito a que nos acordemos de los que nos faltan y a hacer una reflexión sobre aquellas acciones que hacemos indebidamente y con ello hacemos sufrir a los demás. Siempre existe el pedir perdón para sentirnos mejor.

FELICES NAVIDADES A TODOS

Mª Luz Gómez

 

AYUNTAMIENTO DE BENAMAUREL

La Plaza Mayor de Benamaurel, es uno de los lugares donde se reúnen los vecinos a lo largo del año, para celebrar los días más significativos en el calendario de la localidad.

Aquí se alzan dos edificios importantes, como no podría ser de otra manera, que son: la Iglesia de La Anunciación y el Ayuntamiento de Benamaurel, del que hoy, junto a Mariluz Gómez, daremos unas pinceladas.

La configuración de la Plaza de Mayor de Benamaurel, poco se ha modificado a lo largo de los siglos.

Durante el gran terremoto de Baza, acaecido el 30 de septiembre de 1531, gran parte de Benamaurel quedó desolado. Su fortaleza, la primera iglesia del pueblo, y la mayoría de las casas fueron destruidas por el seísmo. Solo quedaron en pie seis edificios, entre ellos el inmueble donde se asienta actualmente el Ayuntamiento de Benamaurel. Durante la catástrofe perecieron más de 150 vecinos y la villa quedó casi despoblada.

El 31 de Octubre del año 1628, el pueblo compró su “libertad” a Baza. Pero, Benamaurel tuvo que vender, en 1633, sus propiedades al V Duque de Alba, D. Antonio Álvarez de Toledo y Beaumont, debido a las deudas que mantenía con Baza.

El duque de Alba, estableció un gobernador en Huéscar, dos alcaldes ordinarios en Castilléjar, otros dos en Benamaurel, y dos pedáneos en la Puebla de Don Fadrique.

Hasta que en el año 1752 no se hizo el Censo de todas las propiedades del pueblo, conocido como Catastro de la Ensenada, poco más sabemos del devenir histórico del edificio que alberga actualmente el Ayuntamiento de Benamaurel, salvo que fue un antiguo mesón.

En dicho censo figura este inmueble y se describe como una casa de dos plantas :

“Una Casa mesón en esta villa y sitio en la Plaza Mayor, con alto y bajo, linda por Levante, la cárcel y por Poniente, Isidoro Martínez; Norte, la Plaza y Sur, Puerta del Pósito y paga cada año Ciento y ocho Reales”.

Este mesón estaba constituido por una sola vivienda, de planta rectangular con 2 crujías paralelas, siendo la exterior más ancha. Contaba con escalera en la interior, techos de maderos en el interior, y cubierta de teja árabe en el exterior.

Los mesoneros de Benamaurel, al igual que los demás de Granada, tenían que seguir unas estrictas normas, entre las que destacaban, la de poner la tabla de precios cada mes, colocar en la pared las ordenanzas de su oficio, firmadas por la justicia y el escribano del concejo, al comienzo del año.

Se les prohibía acoger en su mesón a delincuentes, rufianes y gente de mal vivir, y tener tabla de juegos. Debían avisar a la justicia de las personas que en su mesón decían blasfemias.

Como, además, los mesones funcionaban como posadas, tenían que estar las camas limpias y tener un jergón, un colchón, dos sábanas, dos almohadas y una frazada o cobertor. También debían tener limpios los pesebres, las caballerizas, los harneros y las cribas, y no podían meter gallinas ni puercos en establos ni caballerizas.

El mesonero tenía la obligación de decir al huésped dónde podía comer o comprar comida para que se la cocinara en el mesón.

Tenían prohibido servir comida los domingos y días de fiesta, antes de misa mayor, salvo si el caminante tenía prisa, y la obligación de que cada habitación tuviese por dentro una cerradura con llave diferente y una aldaba.

Descripción Casa Consistorial de Benamaurel

Antes de terminar la primera mitad del siglo XIX, el antiguo mesón de la Casa de Alba se remodeló. Se construyó un nuevo edificio, de estilo neoclásico, de fábrica de ladrillo formado por cajones rellenos de tapial.

Su interior ha sufrido multitud de transformaciones para adecuarlo a los diferentes usos, por lo que es difícil imaginar su primitiva organización.

La fachada exterior se estructura en dos cuerpos de alzada, diferenciados mediante cornisas, aunque interiormente cuenta con tres plantas.

Los paramentos de las dos plantas, presentan huecos simétricos, a un lado y a otro de la portada. Los de la planta superior disponen de balcones en las ventanas.

El frente principal, está centrado por una interesante portada de dos cuerpos, realizada de cantería, y levantada en 1960.

En el cuerpo inferior, se encuentra la puerta principal de entrada al consistorio, que está precedida por dos pares de columnas de base octogonal, que soportan el “Balcón del Ayuntamiento”.

El cuerpo superior, es de cantería. Se presenta en forma de gran frontón triangular, coronado con pináculos, en cuyo centro se abre un enorme ventanal que da acceso al balcón.

Después de varias reformas a lo largo de todo el siglo XX, es en 1999 cuando se comenzaron las últimas obras, dándole al edificio la impronta que actualmente tiene.

Durante los años 40 del siglo XX, algunas habitaciones del consistorio fueron utilizadas como Escuelas y cárcel.

El edificio nuevo consta de tres plantas:

Tiene una superficie de 720 metros cuadrados.

En la planta baja se ubican los despachos de administración, información, juzgado, policía local y personal técnico.

La segunda planta, cuenta con suelo y paredes de madera. Acoge el despacho del Alcalde, la Sala de Juntas, la Sala de Plenos, y el Salón de Actos.

La tercera planta, que no se ve desde el exterior. Se configuró con una imagen más acorde a nuestros tiempos, donde las maderas y la luz son las protagonistas. Aquí se encuentran el archivo municipal, tres salas para los concejales delegados y otras dependencias destinadas a Asociaciones locales de carácter público.

El Ayuntamiento de Benamaurel, por Mariluz Gómez.
El ayuntamiento de Benamaurel, es un sitio muy apreciado por mí. Allí nos pasábamos los días y partes de las noches de verano, jugando entre sus columnas, las cuales nos servían de escondite.

Siempre que entraba a este impresionante inmueble, lo hacía acompañada por mi madre. Al abrir sus puertas me refugiaba, aún más, en sus faldas.

En la planta inferior, se encontraba Manuel el municipal, que nos saludaba muy amablemente.

Todavía recuerdo y me estremezco, al recordar el gran buitre disecado que había justo antes de llegar a la escalera. Parecía que me vigilaba en todo momento.

Detrás del ave y debajo de la escalera, se encontraba un cuchitril que en un tiempo, no tan pasado, hizo las funciones de cárcel.

En la segunda planta, en cuyas paredes se abrían grandes ventanales, se encontraban los funcionarios, sentados frente a sus mesas rectangulares. Uno de ellos era Juan Manuel, que cada vez que nos veía entrar, se levantaba a saludar. Recordaré que siempre me tiraba un pellizquillo en la cara y me decía -¿Dónde vas cabezoncilla?.

En las dependencias del ayuntamiento, a la izquierda, se encontraba “el Sindicato”, llamado así durante la dictadura de Franco. Posteriormente pasó a llamarse comunidad de regantes.

Juan Manuel y Fernando se encargaban de todo lo referente al campo, el ganado, y a cobrar la guardería (dinero que se pagaba por fanega de tierra, para pagar el sueldo de los 6 guardas).

En las fiestas, los balcones se engalanaban para recibir a Nuestra Señora de la Virgen de la Cabeza. Todos los benamaurelenses aguardan impacientes su salida.

En las noches de los largos y calurosos veranos, la Plaza Mayor, se llenaba de niños que jugábamos hasta altas horas de la madrugada. Parecía un auténtico hormiguero. Estábamos siempre corriendo alrededor de la fuente, inhalando el olor penetrante de los Sampedros, que adornaban sus jardines, con sus flores de diversos colores. Ese olor aun parece estar dentro de mí.
Carlos González y Mariluz Gómez.

La imagen puede contener: casa y exterior

ATALAYA DEL TORREJÓN 

ATALAYA DEL TORREJÓN
Conocida en Benamaurel, como Torre de Castril.

Seguimos con nuestra estrecha colaboración con Carlos González, de “Rincones de Granada”, para hacer entradas conjuntamente. Hoy nos acercamos hasta la Atalaya del Torrejón, conocida en Benamaurel como Torre de Castril.

La Atalaya del Torrejón se encuentra a las afueras del pueblo de Benamaurel, camino hacia Cortes de Baza. Formó parte del sistema defensivo creado por los árabes en el siglo XII, con la intención de frenar el rápido avance de las tropas castellanas.

Este sistema defensivo en el reino nazarí, se realizaba a través de grandes fortalezas, torres de alquería y torres vigía o atalayas. Los árabes llamaban a estas fortificaciones “ṭalā’i‘” que se puede traducir como punto de vigilancia. Este es el caso de la torre de Castril, que se encuentra en el anejo de San Marcos (Benamaurel).

Según cuenta Hernando del Pulgar, cronista de los Reyes Católicos, cuando los monarcas tomaron Baza, en 1489, había unas 1000 pequeñas torres, de las cuales solo han llegado hasta nuestros días una docena.

Las torres se colocaron de modo estratégico para que, desde ellas, se divisara desde lejos la llegada de los soldados enemigos, y además, se pudiera dar la voz de alarma a los núcleos poblacionales cercanos.

Las luchas que se producían en torno a estas fortificaciones eran algunas veces cuerpo a cuerpo, con espadas, flechas, o ballestas. Otras veces se disponían lombardas cerca, unos toscos cañones que lanzaban bolas de hierro, o piedra a distancias considerables, y que facilitaban la destrucción y toma de las ciudades.

Tal era la posición de las torres, en época nazarí, que se cuenta en las crónicas árabes, que se podría dar el aviso de “rebato”, desde cualquiera zona del reino a través de ellas y que, al poco tiempo, llegaría a la capital.

Entre las fortalezas levantadas en el círculo más cercano a Baza, destacaron la de Cúllar, Benamaurel, Zújar, y Benzalema, que estaban conectadas por torres atalayas y torres de alquería.

Debido a que el Castillo de Benzalema se sitúa a los pies del Cerro Jabalcón, en la cola del embalse del Negratín, y no tenía comunicación visual con la fortaleza de Baza ni con la más cercana, la de Zújar, se apoyaba en otros baluartes defensivos que eran el Castillo de Benamaurel, la torre de alquería de Cuevas de Luna y las torres atalayas de La Cañada, y el Torrejón.

Los ataques, en el altiplano, provenían de dos frentes, principalmente. Uno de la zona murciana, y el otro, desde tierras jienenses.

Estas atalayas, era de tipo rebato, anunciando a las fortalezas y las poblaciones cercanas, con señales de humo por el día y hogueras por la noche, la presencia de tropas enemigas y otros peligros. A veces, uno de los vigías montado a caballo iba al galope hasta el castillo, para comunicar dicho ataque.

La Atalaya del Torrejón

La Atalaya del Torrejón (Torre de Castril) está enclavada en lo alto de un pequeño promontorio. Apenas son visibles unos 2 metros de la torre. Es posible que, al estar hundida parcialmente en la tierra, queden restos bajo el suelo.

Esta torre es de planta circular con un diámetro que supera escasamente los 4 metros.

Está construida de mampostería. Alterna hiladas regulares de piedras de mampuestos de mediano tamaño, con hiladas de lajas planas trabadas con mortero bastardo de yeso y cal. El color blanquecino del mortero procede de las tierras magras yesíferas del entorno.

La torre atalaya benamaurelense, es de la misma tipología que tantas otras repartidas por el altiplano, y el resto de Granada. Podría alcanzar, en su origen, unos 8-9 metros de altura, y tendría desarrollo cilíndrico. Sus dos tercios inferiores eran macizos, y el tercio superior hueco y habitable. Se ha practicado, en época actual, un hueco en la parte inferior de la cara Noroeste, que es visible desde lejos.

El acceso a la atalaya del Torrejón se realizaba a través de una puerta-ventana, situada a más de 5 metros de altura del suelo. Este vano abierto en una de sus caras tendría forma de arco de medio punto ligeramente abocinado, construido con piedra del lugar, que llaman “jabaluna”.

Para llegar a la puerta-ventana había que subir por una escalera, realizada de cuerdas o de madera, que se ponía y quitaba a voluntad.

A través de la puerta-ventana se accedía a un pequeño habitáculo cubierto con bóveda de medio cañón. Disponía de una chimenea y una escalera que subía a la terraza. La terraza contaba con un peto perimetral, desde donde se divisaba todo el territorio a su alrededor.

La atalaya del Torrejón tendría contacto con la atalaya de la Cañada y los castillos de Benamaurel, y Benzalema, entre otros. Además, pudo haber desempeñado un papel importante en la transmisión de la información hacia la cercana localidad de Castilléjar.

A pesar de que se han encontrado, en las inmediaciones de esta torre, cerámicas de época almohade y nazarí, no ha sido posible fechar con exactitud la construcción de la Atalaya del Torrejón.

Nos cuenta, de primera mano, nuestro querido vecino Juan Burgos, que en el llano de San Marcos, cerca de la Torre de Castril, se encontraba una majada de origen almohade, y por encima de ella, había una especie de era con una cierta pendiente, y que en épocas de lluvia o nieves las aguas se recogían en el aljibe cercano, que tenían para saciar la sed del ganado.

Para finalizar, comentar que muchos de los enclaves donde se levantaron las torres atalayas, las torres de vega, y los castillos, dieron lugar, tras la conquista castellana, a muchos de los pueblos y barrios que conocemos como son: Castillejar, Cúllar, Benamaurel, Cuevas de Luna,…
Como dato curioso, hay que destacar que el hueco que tiene la torre, es consecuencia de las múltiples expolios de yacimientos arqueológicos que sufrió Benamaurel hasta los años 80 aproximadamente.
Carlos Gonzalez y Mª Luz Gómez

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LAS ALJIBES

 

La palabra aljibe, tiene su origen en una vocablo árabe (almohade). Estas obras hidráulicas son reservas que garantizan el suministro de agua, a personas y ganado en época de escasez.

Los árabes, en Al-Andalus, basaron su medio de vida fundamentalmente en la agricultura, y se basaba principalmente en el aprovechamiento del agua, que la naturaleza suministra.

Parcelaron la tierra creando zonas de regadío, a base de construir bancales y paratas en terrenos, que antes fueron de secano.

Regaban las tierras “a manta”, conduciendo el agua desde las albercas o balsas, que se llenaban de las fuentes o avenidas de agua al llover, mediante acequias y acueductos hasta los bancales que dividían en paratas. Para que el agua circulara, hasta base de los “caballones de tierra había que tener en cuenta la pendiente del terreno

En el Pitán por donde está el tanatorio, en la carretera Cullar se encontraba la aljibe . Se regaba a manta, filtrándose el agua sobrante hacia la aljibe, que también era llenado con el agua procedente de la lluvia y de las nieves.

A la salida de la cueva había una parada para retener el agua, que los agricultores hacían con tierra, a fuerza de dar zahonadas. De esta manera se retenía más cantidad de agua. El “Seta” me cuenta que, daba cobijo a ranas, nadadores y culebrillas. En tiempos de sequía la aljibe se quedaba sin agua. Tenía cuatro brazales diferentes por los que se desviaba el agua, dando riego a multitud de bancales:

1_ Un brazalete alto de riego, que iba regando todos los bancales de la loma, y daban a la Cañada del pueblo y llegaba hasta la Sacristía (casa de Pascuala, Alfonso y Antonio Troyano).

2_ Otro brazal (derivación del anterior), más pequeño y de riego eventual. Procedía de una de las presas del río Cúllar. Regaba el terreno de Roque Arredondo pasando bajo la carretera de Cúllar y regando la otra cañada.

3_el tercer brazal regaba los bancales cerca de la carretera, pasando por el pueblo y el colegio Amancia Burgos (actual centro de salud). Al pasar por el colegio los niños se afanaban en jugar a los barcos que hacían de papel o con un simple palo. Otros, más sofisticados, los hacían de juncos. Los chavales hacían competiciones con sus navegables a ver cual de todos ello llegaba antes. Siempre había alguno que le echaba una piedra de guijarro y lo hundía. Y se liaba el corro habitual de peleas

4_Otra derivación pequeña. Atravesaba bajo tierra, una especie de mina, que había bajo la puerta de Delicio el Cabrero. Todo lo que es la calle Calderón de la Barca, dicen que estaba sembrado de alfalfas y huertos, hasta llegar al Control. Por la papelería Cristina había una mina , pasaba por la actual floristería y terminaba en la tienda del de informática, donde los niños se metían envalentonados pero, en su interior, iban cegados de miedo por la oscuridad de la mina, y con el peligro de que al agua hubiera pasado…. Y regaba los bancales que había en el campo de fútbol.
Por toda la cañada bajaba un brazal que le llamaban el Sangrador donde se filtraban y recogían todas las aguas sobrantes de los bancales , pasaba por el puente del pajizo y venia a morir a la vega-
En la caña el Maraco y el cerro Castillico había

En la caña el Maraco y el cerro Castillico había “simas” (pozo profundo o grieta que comunica la superficie con cuevas subterráneas). Una de las noches, Limonchi, vio mientras regaba, como el agua empezaba a hacer círculos, una especie de remolino que terminó tragándose un perro que andaba alegremente por el bancal.

Según nos cuentan algunos de los vecinos de Benamaurel, que, en el cerro Castillico de la Mancha, donde están las perdices, había una mina almohade que venía a salir a la vega, y de ese cerro cogían la piedra de jabaluna para hacer los puentes.

Mª Luz Gómez

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PEDRO EL DE GENARO

 

Pedro como todos los benamaurelenses que nacieron al terminar la guerra tiene algunas vivencias un tanto particulares, que marcaron la existencia de nuestros padres y abuelos.

Pedro hijo mayor de Genaro que se dedicaba al transporte de mercancías en carro tirado por mulas del pueblo a pueblos limítrofes, pero sobre todo a Baza. El viaje entre los dos pueblos separados por una distancia de 15 km. duraba  tres horas y media, a unos 5 km/h y sobre todo en las cuestas que tardaban una media hora  resbalando las ruedas en  los días lluviosos y nevados atascándose y patinando con el barro producido por las inclemencias del tiempo. Las mulas resoplaban en esas cuestas luchando por evitar que el carro se fuera hacia atrás y la carga se volcara.

A sus siete años ya le buscaba los viajes a su padre en días que el no podía ir y acompañado de otros carreros que se echaban un ojo por el niño. Llegaban a la estación del tren cargando unos 1500 kg de pienso

Otras veces cargaban 45 garrafas de agua potable en un pilar que había en la calle de las Parras con una goma las iba llenando y arrastrándolas pues su pequeña estatura y corta edad no le daba fuerzas para levantarlas. A llegar al pueblo las repartían y después tenía que ir de casa en cas y de bar en bar recogiendo las vacías. Se las arreglaba para que los niños del barrio le ayudaran seguidos por las fascinantes historias que les contaba de lo que veía en Baza

Fue creciendo y haciéndose mociquillo en la puerta de Bernardo “el del pescado”, estaban kiiko” el panadero”, Ramón “el del vino “, Pedro “el zapatero”,” Chan el pulguilla” y unos cuantos más charlando amigablemente Era día de San

Pedro. Kiko le  ofreció un  cigarro, a lo que Pedro se negó porque no le quedaba mucho tiempo para irse

Kiko_ Me cago en la hostia, fúmatelo que es día de San Pedro.

Una autoridad del ayuntamiento los oyó, les tomo los nombres añadiendo que eren una manada de “rojillos”. Al día siguiente recibieron la citación para personarse en el Ayuntamiento por blasfemar. No podían ver en la calle corros de gente pues pensaban que se estaba conspirando algo.

Nuestra bonita vega estaba vigilada por 5 o 6 guardas y a todo  el que no tenia tierra le impedían la entrada, si los pillaban con algo, tenían que devolverlo, multándolos con pequeñas cantidades de dinero o les ponían a barrer la plaza del pueblo. Un día vio como un señor iba acompañado de 4 o 5 niñas/ mozas cada vez que le disparaba a una perdiz, manda a una niña a recogerla, haciendo de sabueso.

Su padre compró una radio y mientras todo el barrio se juntaba por las noches para escuchar la pirenaica los niños montaban guardia sobre los cerros de las cuevas, junto a las chimeneas para avisar a los padres de cualquier movimiento sospechoso.

 

 

IGLESIA DE LA ANUNCIACIÓN – BENAMAUREL.

 

Este artículo que estás a punto de leer va sobre la Iglesia de la Anunciación de Benamaurel. Pero antes de entrar en materia, nos gustaría relatar los antecedentes y las particularidades del mismo.

Desde que escribimos el artículo del Cine Camacho, hemos tomado contacto asiduo con Mariluz Gómez, escritora en el blog “Rincones de la Memoria de Benamaurel”. Es fantástico vivir en un mundo interconectado, en el que se tiene la oportunidad de conocer gente maravillosa, que aporta en positivo, y que tiene propuestas curiosas.

Mariluz hace unos días, nos propuso realizar una entrada a medias, sobre la Iglesia de la Anunciación de Benamaurel. Ella se encargaría de escribir la parte más cercana y humana, contando de primera mano, experiencias propias y de sus vecinos, mientras que yo (Carlos González), desde Rincones de Granada, aportaría la visión más histórica de este templo benamaurelense. Así que sin más dilación, allá vamos.

La Iglesia de la Asunción de Benamaurel

La conquista de Benamaurel por parte de las tropas castellanas, en 1489, no supuso el vencimiento total de los habitantes de la localidad. De hecho, Fernando el Católico concedió el perdón a los que lucharon en la fortaleza de Benamaurel.

En las capitulaciones firmadas, entre los Reyes Católicos y Boabdil, se reconocía a los musulmanes el derecho a seguir

 

con sus creencias, costumbres y propiedades. No obstante los moriscos estuvieron sujetos a un férreo control por los castellanos, aumentando el malestar entre los musulmanes. Este malestar se tradujo en una rebelión a principios de 1500. Sofocado el levantamiento, se obligó a todos los moriscos a bautizarse en la fe cristiana. Por esa razón, se convirtieron mezquitas en iglesias, en Benamaurel, bajo la advocación de Santa María. Al ser la Virgen María una figura clave dentro de la religión islámica, es la única mujer venerada por los musulmanes, se pretendía que los moriscos no tuviesen tantas reticencias al entrar en el templo.

El 26 de mayo de 1505, Diego de Deza, arzobispo de Sevilla y confesor de la reina Isabel, ordenó la construcción de la parroquia de Benamaurel. También concedió dos beneficios servideros simples y una sacristía. Pronto se comenzó a levantar el templo cristiano.

La iglesia de la Anunciación de Benamaurel se encuentra entre dos importantes inmuebles de la localidad. En su lateral derecho el Ayuntamiento, y por el otro, la Casa del Tío Tinajas.

El templo de estilo mudéjar, que se levantó entre las dos primeras décadas del siglo XVI, fue gravemente afectado por los terremotos del 30 de septiembre 1531, teniendo que ser de nuevo edificado, en 1545. Los canteros que tasaron las obras de reparación de la iglesia de Benamaurel aprovecharon parte de los muros, que aún quedaban en pie, y prosiguieron el resto de la obra, quedando con la configuración actual.

La Iglesia de la Anunciación de Benamaurel consta de una sola nave, con altar mayor diferenciado tras un arco toral, y coro a los pies sobre alfarje de madera, apoyado sobre vigas y zapatas labradas, con balaustres torneados.

 

Posee cuatro capillas laterales, que se abren en el lateral izquierdo del templo, que están organizadas a partir de arcos de medio punto, y se cubren con bóvedas y rica decoración.

Actualmente la nave central se cubre con una bóveda de medio cañón. Sin embargo en sus orígenes, esta iglesia tuvo un artesonado mudéjar, como era costumbre en el siglo XVI. Este artesonado se perdió bajo las llamas de un incendio ocurrido en 1836.

En la segunda mitad del siglo XVIII, intervinieron en la parroquia mayor de Benamaurel varios artistas levantinos, entre los que destacaron fray Pedro de San Agustín y su equipo, que estuvieron haciendo obras de reparación en el templo. En esa centuria se edificó o reedificó la cúpula, que cubre el presbiterio del templo. Es de perfil contracurvo de corto tambor octogonal sin vanos, y con domo aplanado, muy similar a la de la ermita de la Virgen de la Cabeza de Cúllar.

En el exterior de la Iglesia de la Anunciación de Benamaurel destaca su torre, de planta cuadrada, que se sitúa en el lateral derecho de la fachada. Está construida de sillería y llega a los 25 metros de altura. El cuerpo superior, que se alza tras una pronunciada cornisa, hace las funciones de campanario. En él se abren dos vanos en cada lateral, que cobijan sendas campanas.

Nos cuenta Mariluz Gómez en relación a las campanas que durante la Guerra Civil desaparecieron del campanario, quedando solo la de mayor tamaño. Al finalizar la guerra y siendo Angel Burgos Alcalde, compró la campana pequeña, a la que pusieron de nombre San León.

 

La campana fue colocada en la torre, con ayuda de una grúa. Carmen Burgos fue la madrina de la campana, moviendo el badajo por primera vez.

Los toques de campana que se hacían eran diferentes, según los motivos: Misa se realizaban toques muy seguidos, desde la sacristía.

Vísperas de fiestas. Desde la torre, se volteaban la campana chica y la grande, alegrando a todo el pueblo, afanado en el blanqueo y limpieza de las casas, con su alegre repicar.

Entierro. Según fueran los toques de campana se podía distinguir la clase social del difunto.

Si se balanceaban la campana grande y la chica, de forma pausada indicaba que, el difunto era un señor adinerado. Se solía llamar “entierro de primera” y los familiares pagaban el coste más alto al cura.

Se decía en el pueblo – “Detenedle, detenedle, que este buen bolsillo tiene”.

Si se alternaba el toque de las dos campanas de una forma pausada se llamaba un “entierro de segunda”.

Desde la sacristía con la cuerda, toques lentos, pausados se llamaba un “entierro tercera” o de “por DIOS”.

Si se trataba de personas muy pobres, que no podían pagar nada. Se decía: ”Aligerarle aligerarle, que estos son pasos en balde”. Al final si se daba un toque nos indicaba que el difunto era hombre, y si se daban dos toques, el difunto era una mujer.

 

El acceso a la iglesia se realiza a través de dos portadas. Una a los pies del templo, que consta de un gran arco de medio punto realizado con dovelas de sillería. Justo encima se abre un vano circular, abocinado, que da luz al templo. La otra portada, se sitúa en el lateral derecho, está sobre elevada en una escalinata. Presenta al igual que la otra portada un austero arco de medio punto de sillería, y por encima se halla una hornacina con una figura de la Virgen.

El interior de la Iglesia de la Anunciación de Benamaurel alberga entre otras imágenes: Un Padre Jesús Nazareno atribuido a Cecilio López, y la Virgen de la Cabeza, patrona del pueblo.

La imagen de la Virgen de la Cabeza que se venera en Benamaurel es una talla de José Navas Parejo, realizada en 1939, ya que la original ardió en la Guerra Civil.

Mariluz Gómez – Durante las fiestas antes de que estallara la Guerra Civil, en 1936, la Virgen iba posesionado por los Salitres, cada vez les pesaba más a los que la levaban a hombros no podían soportar el peso que seles avecinaba encima “el comienzo de la guerra “A la Virgen se le cayeron los brazos y las mujer se los subieron, sujetándolos con los alfileres que llevaban en sus velos.

En la Guerra civil la iglesia se utilizó con centro de asambleas republicano y otros comentan que también como cárcel. Se tiraron los santos por las hafas y desaparecieron muchos de ellos entre los desaparecidos se encontraba la Virgen de la Cabeza. En las primeras fiestas que se realizaron al finalizar la guerra en el 39  Amancia Burgos encargó una nueva imagen, pero no llegó a tiempo para celebrar las fiestas del año 40. Entre Gregorio Figuras, José Clares, Angel Burgos formaron la Hermandad. El lunes de fiestas solo se hizo una misa pero sin la Virgen. En el año 40 llegó la Virgen al pueblo.

La Virgen de la Cabeza preside, desde su camarín, el retablo mayor de la Iglesia de la Anunciación de Benamaurel. Camarin que abandona el último sábado de abril para  salir por la puerta delantera de la iglesia y dar la bienvenida a moros pakos y cristianos  que desfilan ante ella, dando el comienzo de las fiestas. Con  el himno de fondo, marchas moras, pakas y cristians poniéndonos a todos el vello de punta.

Como dato curioso contaremos que en la cabecera del templo se encuentra una lápida fechada en 1630, que pertenece a Catalina Tello y a su esposo Francisco López de Azcutia.

Carlos González y Mª Luz Gómez

IGLESIA DE LA ANUNCIACIÓN - BENAMAUREL - 003