Tejas perfectamente puestas en fila , como une ejército de soldados que desfila hacia la guerra perdida del musgo que ha muerto encima, musgo marchito, que en un tiempo lució verde y frondoso , sobre esa tonalidad de marrones, que va desde el negro hasta el rojizo, pasando casi por el amarillo pajizo, contrastando con la blanca cal de tus paredes, Por las noches tumbado, mirando hacia arriba ves un cielo estrellado, que te cubrirá con un manto helado, y acunará tu sueño escarchado, levantándote helado.
En primavera, entre fila y fila el agua se desliza corriendo por tus tejas, lavando el polvo acumulado por el paso del tiempo, restos de tu sufrimiento, te sacudes, la savia se mueve de nuevo, corriendo por tus vasos leñosos, nueva oportunidad que la naturaleza te da.
Llega el estío y soportas las altas temperaturas, protegiendo a los que debajo de ti están viviendo.
Ya en otoño una leve brisa, deposita sobre ti, las hojas de la parra marchita, hojas arrugadas, que en su juventud fueron tersas y hermosas, ásperas al tacto, que me recuerda que los años van pasando. Paso del tiempo que mi piel va royendo, bocado a bocado que por dentro me va destruyendo.
Mª Luz Gómez.
Gracias a Rogelia por la foto