LA TARTANA

El » tío Silvestre”, (abuelo de Juan Castaño el viejo), tenía  un carruaje techado tirado por una bestia. Iba dos o tres veces a Baza a recoger el la correspondencia ,  y encargos que los habitantes del pueblo . Las cartas llevaban el sello que valía una perra chica ( perrilla) . De los encargos tomaba nota así:

_Tio Silvestre tráigame esto…….. La mujer deposita el papel, con el dinero, encima de la mesa.

_Tio Silvestre, tráigame………… la señora ponía el papel encima de la mesa, pero sin dinero.

Así se le iba llenando la mesa de recados, unos con dinero y otros sin el.

Silvestre, se levantaba de madrugada para recoger las notas, pero antes soplaba sobre la mesa, indudablemente aquellos  papeles que no tenían encima el dinero, salían volando cayendo al suelo, como palomas que alzan  el vuelo. Compraba solo los encargos que habían dejado con dinero.

Por la tarde, las señoras iban a recogerlos, y las mujeres que no dejaron dinero les preguntaban

¿Y mi encargo tío Silvestres?

_Hija mía, entró una ventolera en el carro y se llevó los papeles.

Una persona muy astuta, para llevar bien su negocio y no enfadar a nadie.

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